Nadie




Aún sin dormir, me desperté entre sueños rotos.

Sentada a los pies de la cama observaba la oscuridad en todo su resplandor.

El silencio me susurraba al oído. Me contaba que nadie lo podía oir por mucho que gritara. Le dije que yo le escucharé mientras esté viva. Y le gritaré palabras que no se escuchen para que me oiga.

Pero se fué, se fué sin decir nada... Me quedé sin poder gritarle que yo también soy el silencio quien nadie escucha.
Nadie me podía oír si el silencio seguía sin decirme nada.


Pasó un largo tiempo, y la oscuridad se oscureció. Nadie me podía ver si la oscuridad seguía oscura.

Y en silencio y en oscuridad me quedé ahi, sentada en los pies de la cama, recordando que nadie me verá ni me oirá.